República Dominicana recuerda este sábado los 45 años del paso devastador del huracán David, el mayor desde que se tienen registros en el país y que con vientos de más de 250 kilómetros por hora, causó más de 2.000 muertes, centenares de heridos, miles de desplazados y la destrucción casi por completo de las plantaciones.
Su capacidad de destrucción también arrasó con puentes, acueductos, miles de viviendas, ocasionó el colapso absoluto del servicio de energía eléctrica y arrancó de cuajo árboles de todo tipo, incluidos centenarios.
De acuerdo con cifras de la época, el huracán David, que permaneció algo más de dos horas azotando el territorio, causó pérdidas por más de 1.600 millones de dólares.
Para ese entonces, en 1979, los adelantos tecnológicos en materia de meteorología estaban en pañales, en comparación con los de hoy en esta nación insular, por lo que fueron muchos los ciudadanos que no dieron crédito a lo que se avecinaba y permanecieron en sus hogares, para su desgracia.
El único ciclón de importancia que recordaban muchos dominicanos fue el de San Zenón, en 1930, que destruyó gran parte de la capital, en esa época una ciudad pequeña cuyas viviendas eran casi en su totalidad de madera y techo de zinc o de hojas de palma.
Sin embargo, el Gobierno del entonces presidente dominicano, Antonio Guzmán Fernández, con un año en el poder, brindó las informaciones de lugar -apoyado en la colaboración de las autoridades climatológicas de Estados Unidos– y así se pudo dar seguimiento a la trayectoria del fenómeno.
Desde la tarde del día anterior, las olas del mar Caribe agitaban las costas dominicanas. El aviso del fenómeno fue dado a conocer por radio y televisión, principalmente por el primero de estos medios, que era el de mayor alcance en esos momentos en la nación.
El ojo del huracán David, de categoría cinco (máxima) en la escala Saffir-Sampson, que se esperaba penetrara por la provincia de Barahona, finalmente lo hizo entre el Distrito Nacional y la provincia de San Cristóbal (30 kilómetro al oeste de la capital).
“El intenso y peligroso huracán David continúa desplazándose hacia el oeste-noroeste y se espera que penetre al territorio dominicano cerca de la provincia de Barahona, a eso de las siete de la noche”, se escuchaba el 31 de agosto en voz de un locutor del entonces Servicio Nacional Meteorológico.
Más destrucción
Apenas días después de que David destrozara el país, los dominicanos sufrirían lluvias por dos semanas consecutivas que produjo la tormenta tropical Federico.
Esta tormenta empezó a incidir sobre el país una semana después del huracán lo que complicó sobremanera las labores de rescate y reconstrucción del aparato productivo nacional.
Las autoridades concentraron sus primeros esfuerzos en la reapertura del Aeropuerto Internacional de las Américas y parte del centro de la capital de Santo Domingo, mientras en centenares de escuelas y refugios particulares se encontraban miles de personas a quienes las autoridades suministraban alimentos.
La ayuda internacional fue de vital importancia para esto último, pues se agotaron rápidamente los productos agrícolas a causa de su derribo por los vientos de David y las lluvias de Federico.
Sin embargo, el Gobierno logró recuperar en parte de la producción agrícola en relativamente corto tiempo. Cuarenta y cinco años atrás la economía dominicana dependía casi en su totalidad de la caña de azúcar.
Los servicios de agua y electricidad fueron los que más tardaron en ser restablecidos en una nación donde, de hecho, aún había muchas localidades que carecían de luz eléctrica.
La desolación y muerte que causó el huracán David aún es recordada por varias decenas de personas que continúan viviendo como refugiados en barracones desde 1979.